Archivo diario: 27/05/2010

RINORREA

La rinorrea o hipersecreción nasal constituye una de las manifestaciones
clínicas más frecuentes. Indica una producción
excesiva de seromucosidad y/o una alteración de la actividad
ciliar. Es expresión de una alteración de las vías respiratorias
superiores (fosas nasales y senos paranasales). Generalmente
se acompaña de obstrucción nasal (ocasionada tanto por la
congestión concomitante de la mucosa como por el espacio
que ocupan las mismas secreciones) y de cefaleas. Las modificaciones
de la mucosidad pueden afectar a su volumen, viscosidad
y contenido celular.
1. La historia clínica minuciosamente realizada es fundamental
para establecer una correcta orientación diagnóstica.
La rinoscopia anterior y posterior, pero fundamentalmente
la endoscopia rígida y/o flexible, ofrecen una información
objetiva que permitirá valorar, macroscópicamente, las características
cuantitativas y cualitativas de la secreción. En los
casos en que existan dudas y se imponga un exhaustivo diagnóstico
diferencial, o bien en los que se sospecha una complicación,
se debe realizar una tomografía computarizada (TC)
y/o una resonancia magnética (RM) de las fosas nasales y de
los senos paransales. El estudio ¡nmunológico, bioquímico y
citológico de las secreciones tiene sus indicaciones específicas.
2. Las modificaciones de la mucosidad pueden implicar a su
volumen, su viscosidad y su contenido celular. El análisis de la
rinorreas adolece de una falta de consenso tanto en su modo
de recogida como en su análisis. Solamente existe una clara
unanimidad en que la presencia de eosinófilos expresa inflamación,
alérgica o no. Un clasificación muy simple, pero útil en
la práctica clínica diaria, diferencia la secreción en mucosa,
mucopurulenta, mucohemática y serosa, según las características
cualitativas macroscópicas.
3. La rinorrea unilateral se presenta tanto en niños como en
adultos. Según las características, fundamentalmente cualitativas,
de la mucosidad se realizará un diagnóstico diferencial
entre cuerpos extraños, sinusitis unilaterales,
tumores benignos y malignos.
En los adultos, además de las patologías anteriores, se
deben incluir los rinolitos.
4. Aunque las fístulas de líquido cefalorraquídeo no sean rinorreas
propiamente dichas, hay que admitir que a menudo
deben ser consideradas en el diagnóstico diferencial. Cuando
aparezca una rinorrea acuosa unilateral (raramente bilateral),
que aumenta con las maniobras de Valsalva, habrá que realizar,
además de un completo estudio por imagen, un estudio de los
niveles de B2-transferrina (trazas beta), tanto en la secreción
nasal como en suero.
5. En las rinorreas bilaterales hay que incluir, a lo expuesto
anteriormente, si el paciente es un niño las adenoiditis,
y en el adulto excluir las fístulas de líquido cefalorraquídeo.
6. El tratamiento médico y/o quirúrgico de la adenoiditis se explicará en otros apartados.
El tratamiento de las fístulas de líquido cefalorraquídeo es quirúrgico, por vía
intranasal siempre que sea posible, o por vía externa.

INSUFICIENCIA RESPIRATORIA NASAL

1. La dificultad de ventilación de las fosas nasales puede deberse
a un problema mecánico o funcional y puede manifestarse
por una rinolalia cerrada.
El factor edad es determinante en la evolución de esta
patología, pues los lactantes no pueden tragar y respirar a un
tiempo.
El diagnóstico se realiza por la historia clínica, salvo excepciones
(imperforación de coanas en el recién nacido), con una
buena exploración ORL con soporte endoscópico.
La exploración endoscópica, si puede realizarse, será fundamental
para el diagnóstico de la patología causal, si bien en
algunos casos, como en el recién nacido con imperforación de
coanas bilateral, el diagnóstico lo realiza el anestesiólogo o el
pediatra, que deberá intubar al recién nacido.
2. Hay que realizar una rinomanometría en los casos en que se
requiera cuantificar el grado de obstrucción, sobre todo en
pacientes que deban ser intervenidos (dismorfia septopiramidal,
hipertrofia de cornetes). Desde el punto de vista topográfico,
la obstrucción es completa cuando afecta a las dos fosas y
parcial cuando afecta a una de ellas.
En pacientes con poliposis es imprescindible realizar una
tomografía computarizada (TC) para valorar la extensión, si
bien antes de iniciar el acto quirúrgico hay que instaurar tratamiento
farmacológico (v. cap. 114).
3. Las causas más frecuentes varían según la edad.
4. En lactantes, las principales causas son las siguientes:
Unilaterales:
• Malformaciones.
• Imperforación unilateral (puede pasar desapercibida).
Bilaterales:
• Imperforación de coanas (requiere tratamiento inmediato).
• Malformaciones: meningocele, encefalocele, etc.
• Hipertrofia adenoidea.
5. En niños, las principales causas son las siguientes:
Unilaterales:
• Es frecuente atender en la consulta a niños con rinorrea
generalmente unilateral, fétida y cuyo diagnóstico es inmediato:
cuerpo extraño en fosa nasal (v. cap. 108); en raras ocasiones
pueden ser bilaterales y sugieren procesos sinusales
crónicos, raros en niños.
• Imperforación de coanas unilateral.
• Pólipos (antrocoanal) o tumoraciones.
Bilaterales:
• Hipertrofia de adenoides.
• Rinitis.
• Poliposis, aunque no es frecuente en niños, salvo la que se asocia
a enfermedades generales (síndrome de Kartagener, fibrosis
quística).
• Luxaciones traumáticas del tabique.
• Hipertrofia de cornetes.
6. En adolescentes, las principales causas son las siguientes:
Unilaterales:
• Angiofibroma (si es de gran tamaño puede originar obstrucción
bilateral).
Bilaterales:
• Poliposis asociada a enfermedades generales.
• Malformaciones.
• Rinitis alérgica, que alcanza su máxima prevalence a esta
edad (v. cap. 105).
• Hipertrofia adenoidea y adenoamigdalina.
7. En adultos, las principales causas son las siguientes:
• Dismorfia septopiramidal.
• Poliposis nasosinusal (si es unilateral hay que sospechar un
papiloma invertido).
• Quistes y/o tumoraciones de fosa unilaterales o bilaterales.
• Sinequias.
• Rinitis alérgica.
• Rinitis de diversa etiología (síndrome de rinitis no alérgica
con eosinofilia [NARES], infecciosa, atrófica, medicamentosa,
etc.).
La obstrucción mecánica generalmente se resuelve con cirugía,
mientras que en la funcional lo más adecuado es tratar la
patología causal del proceso.

CUERPO EXTRAÑO EN ORL

Los cuerpos extraños en el área ORL pueden suponer una
urgencia vital, atendiendo a su localización, tipo de cuerpo
extraño y edad del paciente. Aunque la mortalidad ha descendido
de forma notable, la morbilidad no es despreciable. En
menores de 6 años, la inhalación de cuerpos extraños es la
causa de muerte doméstica más frecuente.
En los niños los cuerpos extraños pueden presentarse tras
la ingesta o el juego, y en adultos suelen tener relación con la
ingesta.
La localización laringotraqueobronquial es la más frecuente
en la edad infantil, y entre el año y los 3 años más del 90% se
localizan a nivel bronquial. Las manifestaciones clínicas difieren
según la localización y la naturaleza del cuerpo extraño.
Los cuerpos extraños que se localizan en la faringe y el
esófago son, en su mayoría, de naturaleza alimentaria, y en
pacientes menores de 10 años son más frecuentes las piezas
de juguetes. En la región laringotraqueobronquial, los alimentos
(cacahuetes, pipas, almendras) son los más habituales a
cualquier edad.
La localización del cuerpo extraño depende de su naturaleza
y tamaño. Si tiene aristas o pinchos es más frecuente la
faríngea. Si son pequeños y de bordes redondeados es más
probable que se localicen a nivel traqueobronquial.
La sintomatología es variable y depende de la localización.
En localización faringoesofágica provocan molestias
dolorosas tras su ingesta. Este dolor puede ir acompañado de
disfagia de grado variable en función del tamaño del cuerpo
extraño y del espasmo que produzca. En niños los síntomas de
los cuerpos extraños faringoesofágicos suelen ser más solapados,
e incluso pueden cursar de forma asintomática.
A nivel laringotraqueobronquial, la inhalación de un cuerpo
extraño presenta tres fases:
1. Entrada del cuerpo extraño en la vía aérea superior. Esta
fase se puede subdividir en función de las manifestaciones
clínicas que presente el paciente:
a) Disnea aguda, ue sin maniobras urgentes puede provocar
la muerte del paciente.
b) Insuficiencia respiratoria importante, con cuadro de
ansiedad y tos que se agrava con el tiempo si no se procede
a instaurar tratamiento de inmediato.
c) Insuficiencia respiratoria leve.
d) Tos irritativa, como consecuencia de la presencia del
cuerpo extraño.
2. Inmovilización del cuerpo extraño, con síntomas que varían
en función del tipo de cuerpo extraño (asintomático –
disnea).
3. Complicaciones, principalmente infecciosas. Suelen aparecer
si la inhalación ha pasado desapercibida y las manifestaciones
clínicas son mínimas.
1. Si sospecha la presencia de un cuerpo extraño, el siguiente
paso, siempre que no exista riesgo para la vida del paciente,
consiste en realizar una exploración de la vía aerodigestiva
superior para intentar localizarlo.
2. Si se localiza el cuerpo extraño y es accesible, se realiza una
extracción en el momento, empleando unas pinzas adecuadas,
para lo cual es necesaria la colaboración del paciente.
3. Si no fuera posible obtener la colaboración del paciente o el
cuerpo extraño no es accesible, se procede a su extracción bajo
sedación o anestesia general.
Si el cuerpo extraño no es visible se realiza una radiografía
simple de cuello y/o tórax, pero sólo se visualizará si es radiopaco.
Si a pesar de estas maniobras no se localiza el cuerpo extraños
necesario realizar una exploración con anestesia general
(faringoesofágica y laringotraqueobronquial). Otra alternativa
consiste en aplicar una observación atenta, y actuar ante la aparición
de fiebre u otro tipo de complicaciones.
4. Mediante maniobra digital procura descartarse la localización
faríngea, y una vez descartada se practica la maniobra de
Heimlich.
5. Se aplica oxigenoterapia y se realiza una laringoscopia para
determinar la permeabilidad faríngea. Si el cuerpo extraño se
localiza en la faringe o la supraglotis, hay que intentar extraerlo
durante la laringoscopia. Si se localiza inferiormente y es factible,
se realiza intubación y laringoscopia o broncoscopia. Si a
pesar de la oxigenoterapia el paciente sigue en riesgo vital, se
realiza una traqueotomía y la posterior extracción del cuerpo
extraño.

HIPO

(SINGULTO)
El hipo es una contracción involuntaria del diafragma y de la
musculatura respiratoria accesoria con cierre de la glotis, que da
lugar al típico sonido inspiratorio. Se trata de un proceso fisiológico
que ya existe intraútero. Se interpreta como un reflejo gastrointestinal
cuya función y arco reflejo son, por el momento,
hipotéticos. Hay que distinguir el hipo agudo simple de la forma
crónica o patológica. Se habla de hipo crónico cuando presenta
una duración de más de 48 horas y una aparición brusca.
De las hasta 100 causas posibles, la mayoría se encuentran
en el tracto digestivo, siendo la más frecuente el reflujo gastroesofágico
(RGE). El efecto de la hiperventilación es relevante en
pacientes traqueotomizados (alcalosis reactiva).
El hipo pasajero no es patológico. Nos centraremos aquí
en el manejo del hipo crónico. Sus causas pueden ser:
• Alteraciones del sistema nervioso periférico (SNP): irritación
de los nervios vago, frénico o simpático cervical.
• Alteraciones del sistema nervioso central (SNC): traumatismo
craneal, tumores, absceso intracraneal, hemorragia, meningitis,
encefalitis, siringomielia, epilepsia, hidrocefalia, sarcoidosis
cerebral, esclerosis múltiple.
• Alteraciones metabólicas: hiponatremia, hipocalcemia, hipocapnia,
hiperuricemia, diabetes mellitus.
• Origen medicamentoso: benzodiazepinas, corticoides, sulfanilamides,
barbitúricos.
• Origen infeccioso: paludismo, herpes zoster, virus/nffuenzo.fiebre
reumática, SIDA, toxoplasmosis cerebral.
• Origen psicógeno y psiquiátrico.
• Hipo idiopático.
1. La historia clínica debe incluir la cronología del hipo, su persistencia
durante el sueño (sugiere una causa orgánica) o durante
la vigilia (sugiere un origen psíquico o idiopático), las medicaciones
que toma el paciente, posibles intervenciones quirúrgicas
(peritonitis, absceso subfrénico) y hábitos de vida (abuso de alcohol
o drogas).
2. La exploración de la esfera ORL atenderá a los siguientes
aspectos:
• Presencia de irritantes en el conducto auditivo extemo (CAE),
como pelos o insectos.
• Patología de la faringe o laringe con comprobación de la
movilidad de las cuerdas vocales (nervio vago).
• Pares craneales.
• Patología en el trayecto del nervio frénico en el cuello y el tórax.
3. La exploración de medicina interna atenderá a los siguientes
aspectos:
• Exclusión de un infarto de miocardio atípico por electrocardiograma
(ECG), si el paciente presenta hipo desde hace
poco tiempo.
• Radiografía de tórax, hemograma, velocidad de sedimentación
glomerular (VSG), electrólitos (hiponatremia) y creatinina
(uremia).
• Exploración gastroenterológica, incluyendo endoscopia. Más
del 65% de los casos presentan enfermedades gastrointestinales
asintomáticas.
• Ecografía abdominal, tomografía computarizada (TC) de tórax.
• Resonancia magnética (RM) de tórax y abdomen.
4. La exploración neurológica incluirá:
• TC o RM cerebral.
• Descartar la existencia de esclerosis múltiple, cuyo único síntoma
puede ser el hipo.
5. Si se encuentra la causa del hipo se realizará tratamiento
específico.
6. Si la causa del hipo es desconocida, el tratamiento se escala;
cuando falla la primera opción se procede a probar la siguiente:
1. Omeprazol (20-80 mg/día);es siempre la primera opción.
2. Baclofeno. Tiene un efecto central antiespástico. Se inicia
con 5 mg cada 8 horas, dosis que se puede incrementar
cada 3 días hasta 25 mg cada 8 horas, hasta alcanzar un
efecto satisfactorio sobre el hipo.
3. Baclofeno en combinación con carbamazepina (600-
1.200 mg/24 h).
4. Baclofeno en combinación con gabapentina (900 mg/día).
5. Cisaprida (15-40 mg/24 h) o nifedipino (10-80 mg/24 h).
6. Frenicotomía. Es la última opción. El preoperatorio debe
incluir la localización del hemidiafragma relevante (el izquierdo
en la mayoría de los casos) por medios visuales o electromiografía
del diafragma y una espirometría. La anestesia local
del nervio frénico tiene que producir un síndrome de Horner.
En los casos en que persista el hipo después de la frenicotomía
debemos pensar en la existencia de un nervio frénico
accesorio (20-30% de los pacientes).